Este dulce platillo se remonta al Imperio Romano; las pruebas de su existencia se encuentran en una colección de recetas de Apicius -un famoso gastrónomo romano que vivió durante el siglo I-. En aquella época, eran conocidas con el nombre de “aliter dulcia”, que podría traducir: otro plato dulce.
El nombre “tostadas francesas” tuvo su origen en Albany -en el estado de Nueva York- en 1794, cuando un colono llamado Joseph French, bautizó con su nombre la dulce creación; sin embargo, aunque no nacieron en Francia, en ese país es un platillo muy popular, conocido con el nombre de “pain perdu”, que traduce pan perdido, puesto que originalmente era consumido por los campesinos, quienes utilizaban el pan viejo para elaborarlo.
Ingredientes
- 4 rebanadas de pan grueso
- 4 huevos batidos
- ½ taza de crema de leche
- 2 cucharadas de azúcar
- ½ cucharadita de esencia de vainilla
- 1 pizca de canela
- 3 cucharadas de mantequilla
- Miel de maple
- Azúcar pulverizada (o glas)
Procedimiento
Mezcla los huevos batidos con la crema de leche, el azúcar, la vainilla y la canela.
En un molde pando y largo, coloca las tajadas de pan una al lado de otra, vierte la mezcla sobre ellas, y cubre con papel plástico de cocina.
Déjalas reposar en la nevera por media hora, hasta que estén totalmente empapadas.
Calienta una sartén que no se pegue, a fuego medio, y derrite la mantequilla.
Fríe por los dos lados, hasta conseguir un color ligeramente doradito.
Sácalas a un plato con papel de cocina, para que absorban el exceso de mantequilla.
Colócalas en una bandeja de servir, y espolvoréalas con azúcar pulverizada.
Sirve caliente y acompañadas de miel de maple.