Tal como lo dice el viejo refrán “Come poco y cena temprano si quieres llegar a anciano”, estudios realizados por la Universidad de Texas en Austin (EEUU) y publicados en la revista Science, evidenciaron la importancia de la restricción calórica y de los horarios de comidas.
Un cambio tan sencillo como, modificar un poco las cantidades de comida que ingerimos y a qué horas lo hacemos para ajustarnos al ciclo circadiano, puede ser fundamental para mejorar nuestra salud.
El Ciclo Circadiano, es un reloj biológico interno encargado de regular y programar las funciones fisiológicas de nuestro organismo en un período de un día, de acuerdo a la presencia o ausencia de luz en el entorno.
El cuerpo humano está preparado para el ayuno nocturno; alrededor de las 7 de la noche, el organismo comienza a prepararse para el reposo, por lo que, a partir de estas horas, es más difícil metabolizar los alimentos. Esto incrementa el factor inductor de obesidad, puesto que comer por la noche hace ineficiente la absorción de nutrientes en el sistema gástrico, debido a un bajo nivel de actividad y a una baja temperatura corporal.
También hay que destacar que, la cena debe ser nutritiva y balanceada, evitando el consumo de azúcar y sus derivados y favoreciendo los vegetales.
Los expertos recomiendan no cenar después de la 6 de la tarde; sin embargo, teniendo en cuenta las costumbres diferentes países como en España, esta hora podría retrasarse hasta las 8pm. Cenar temprano permitirá digerir mejor los alimentos y adaptarse a la regulación hormonal nocturna.
Otros beneficios de cenar temprano y ligero:
* Combate el insomnio
* Mejora la sensibilidad a la insulina
* Evita enfermedades metabólicas
* Ayuda a perder peso
* Beneficia la presión sanguínea