La composición del cuerpo humano va cambiando a medida que pasan los años, y la pérdida de masa muscular -o sarcopenia– hace parte de esta inevitable transición. Esta condición degenerativa, aunque ahora nos parezca insignificante, puede llegar a afectar drásticamente la movilidad y la funcionalidad en las personas.
Después de los 30 años comenzamos a perder masa muscular en nuestro cuerpo, y si no la combatimos a tiempo, podríamos acelerar el envejecimiento y disminuir nuestra calidad de vida en el futuro. Sus efectos más significativos son: atrofio en la movilidad, incremento en la grasa corporal y disminución en el metabolismo basal, lo que conduce a hipertensión, exceso de colesterol malo, y una mayor resistencia a la insulina (diabetes tipo II).
Además del desgaste natural por el paso del tiempo, la pérdida de masa muscular se da por: falta de actividad física, mala alimentación, cambios endocrinos, enfermedades crónicas, falta de vitaminas, o exceso en el consumo de fármacos.
Es importante mantener hábitos saludables desde jóvenes, para retrasar el envejecimiento prematuro, y evitarnos dolencias irreversibles en el futuro:
* Realiza ejercicios de resistencia, con pesas. La vida sedentaria reduce los músculos significativamente, puesto que éstos son tejidos que requieren de mucha energía para mantenerse.
* Come saludablemente con suficiente proteína.
* No te excedas en ejercicios de cardio, para evitar un déficit calórico que obligue al cuerpo a consumir músculo para producir energía.
*Antes de hacer cualquier cambio en tu rutina de salud, consulta con tu médico.
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