Tal como lo oyes; en estos recónditos y apestosos lugares existen bacterias que podrían ayudarnos a combatir otras potencialmente peligrosas, que con el tiempo se han hecho inmunes a los antibióticos y a las vacunas.
Frente a esta urgente amenaza, los científicos han estudiado la posibilidad de combatir bacterias con otras bacterias, por lo que decidieron estudiar los sitios más contaminados. En su afán por encontrar respuestas se desplazaron a lugares con aguas residuales y ríos tóxicos, donde encontraron que ahí rebosan paradójicamente, las armas necesarias para tratar algunas de las super-bacterias más mortíferas del mundo, que los antibióticos ya no pueden combatir.
En lo más profundo de estos estanques y aguas residuales, existen bacterias poderosas que trabajan duro para descomponer los residuos sólidos, pero también habitan otros microorganismos llamados fagos; unos virus poderosos que infectan exclusivamente a las bacterias. Los investigadores comenzaron a cultivar y a multiplicar ese tipo de microbios, con el fin de encontrar vías para combatir en un futuro cercano aquellos organismos agresivos que se han hecho inmunes a nuestros fármacos.
El equipo trabaja para aislar y purificar a estos fagos asesinos, mediante un sistema relativamente rápido y de bajo costo, a diferencia del intenso trabajo y los enormes fondos que se requieren para realizar una investigación farmacéutica tradicional.
Aunque los resultados son muy alentadores, su aplicación en pacientes requiere todavía de mucha investigación; no obstante, este método podría revolucionar la ciencia si lograra contener la gran amenaza que representan ciertos virus e infecciones, para enfrentar enfermedades potencialmente peligrosas.