El mundo podría verse comprometido una vez más por otra pandemia, pero esta vez con hongos; algo para lo cual no estamos preparados.
Además de los estragos producidos por el cambio climático, desde hace ya casi un siglo los seres humanos hemos transformado la tierra fértil de los campos con el uso de fungicidas, tratando de acabar con hongos necesarios para el ciclo biológico natural, con quienes hemos coexistido desde la prehistoria.
No obstante, en su lucha por la supervivencia, varios de estos organismos han logrado evolucionar, haciéndose más fuertes y resistentes a los químicos y a los fármacos diseñados para combatirlos, logrando infectar cada vez más a las personas.
Hongos como el Aspergillus -que se encuentra por todas partes- o el Candida Auris -el cual es resistente a los medicamentos y altamente contagioso-, son parte del enorme grupo de casi 5 millones que existe en nuestro planeta, de los cuales tan sólo 210 mil especies han sido identificadas.
Según un nuevo informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU, los impactos que los hongos pueden tener a largo plazo, están relacionados con su gran potencial para causar enfermedades humanas.
Cuando las enfermedades son producidas por hongos inmunes, los medicamentos no lograrán combatirlas, provocando tasas de mortalidad un 25 a un 50% más altas, según algunas estimaciones. Además, la velocidad a la que evolucionan los hongos y su capacidad de virulencia, pueden convertirse en una gran amenaza de contagios y llegar a desencadenar otra pandemia.
Lo más importante es atacar el problema de raíz promoviendo una agricultura orgánica libre de fungicidas y pesticidas, además de continuar protegiendo a nuestro debilitado medio ambiente, para evitar aún más estragos y consecuencias por el cambio climático.