Estos hermosos y pacíficos animales -reconocidos por su frondoso pelaje blanco y negro-, son un tesoro nacional en China, y habían sido clasificados como una especie en peligro de extinción desde la década de 1980 (con tan sólo 1200 ejemplares en libertad), debido a la caza furtiva y a la pérdida de su hábitat natural.
Los pandas se alimentan en un 99% de Bambú; éstos consumen entre 12 y 38 kilogramos al día, para satisfacer sus necesidades energéticas.
La región de la cuenca del Yangtsé -al Sureste de China-, alberga uno de los bosques más frondosos de Bambú en ese país; sin embargo, esta enorme zona ha sido un centro de desarrollo económico importante para el país, donde las construcciones de carreteras y ferrocarriles han fragmentado cada vez más este bosque, y la tala de árboles ha reducido alarmantemente el hábitat de los Pandas.
Para tratar de salvar a este hermoso animal de la extinción, China ha venido expandiendo significativamente su hábitat de bosques de Bambú, durante décadas. Este mes, el país asiático informó sobre la existencia de al menos 1800 ejemplares de Pandas gigantes en libertad, por lo que el Gobierno finalmente los retiró de la lista de especies en peligro de extinción; una decisión, que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), había ya previamente tomado.
Aunque China ha conseguido salvar a su emblemático animal gracias a sus grandes esfuerzos a largo plazo, este éxito podría ser temporal, puesto que se prevé que el cambio climático acabe con un tercio del hábitat de Bambú de los pandas, en los próximos 80 años.
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