La Moringa está repleta de cualidades. Conocida como árbol milagroso, árbol de la vida, árbol del aceite de Ben, o árbol del rábano picante, desde épocas del Imperio Romano, al igual que en las culturas griegas y egipcias, esta planta fue muy utilizada por sus enormes propiedades terapéuticas, aunque también era un ingrediente básico en la fabricación de perfumes y en la purificación del agua.
Aunque hoy en día se cultiva alrededor del mundo, la Moringa es nativa de Asia meridional, más precisamente de las estribaciones del Himalaya. Entre sus compuestos, se encuentran las vitaminas A, B1, B2, B3, B6 y C, además de calcio, potasio, hierro, magnesio, fósforo y zinc. Como si fuera poco, es muy baja en grasa y no contiene colesterol.
* Promueve el buen funcionamiento del hígado.
* Contiene niazimicina, un compuesto que suprime el desarrollo de células cancerosas.
* Ayuda a combatir el estreñimiento, la gastritis y la colitis ulcerosa.
* Mantiene los huesos fuertes y sanos.
* Combate enfermedades bacterianas como la Salmonella, Rhizopus y E. Coli.
* Promueve la correcta cicatrización.
* Ayuda a combatir los trastornos del estado de ánimo.
* Por sus propiedades hidratantes y desintoxicantes, su aceite protege y nutre la piel y el cabello.
* Protege el sistema cardiovascular.
* Por sus propiedades antiinflamatorias, combate la hinchazón y la acumulación anormal de líquidos.
* Ayuda a cicatrizar las heridas.
* Reduce la presión arterial.
* Ayuda a reducir la glucosa en la sangre.
* Promueve la buena salud de los ojos.
* Trata y previene la anemia, ayudando en la absorción de hierro.
* Promueve el buen funcionamiento de los riñones, la vejiga y el útero.
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