De acuerdo con los expertos, el temor a las tormentas es realmente un rasgo evolutivo que quedó implantado en el perro hace centenares de años, desde antes de su domesticación. Detectar, alarmarse y huir de los truenos le permitió durante siglos salvarse de muchos peligros, como: tormentas torrenciales, derrumbamientos de árboles o hasta ser fulminado por los mismos rayos.
El ruido de los truenos a distancia desencadena angustia en el animal, prendiendo una alarma que le empuja a buscar un refugio seguro de manera inmediata. Los perros emiten una reacción física frente al estrés, que hace que su sistema nervioso libere adrenalina y un 200% más de cortisol (la hormona del estrés), ocasionando temblores, lloriqueos, jadeos, vómito, diarrea, e incluso taquicardia.
El exceso de adrenalina y de cortisol que se produce en sus glándulas se dispara, haciendo que estos torrentes de hormonas lleguen a la sangre del animal y aceleren su ritmo cardíaco, además de intensificar la frecuencia en su respiración.
Consejos que podrían ayudar a calmarlos:
Prevenir la ansiedad– Trata de relacionar la tormenta con alguna experiencia positiva, como juegos y caricias, e inclusive darle un “premio” (juguete o comida) que lo distraiga en esos momentos de alto estrés.
Música– Apenas sepas que viene la tormenta, opta por poner música instrumental y relajante, para camuflar un poco los ruidos externos.
Resguardarlo– Si tu perro no está siempre dentro de casa, apenas sepas que viene una tormenta éntralo y abrázalo para que se sienta seguro.
Chaleco antiestrés– Existen varias prendas que prometen hacer sentir más tranquilo a los perros nerviosos, pero aunque hay unos que sí se calman con su uso, hay otros a los que no les funciona este truco.